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Escultura de Gundemaro, Parque del Retiro de Madrid |
Tras algunos meses de reclusión voluntaria en su castillo de Toledo, un buen día Gundemaro emprendió el camino hacia la ciudad de Assidona (la actual Medina Sidonia) en compañía de un sabio judío al que tenía en muy alta estima. Una vez que llegó a la ciudad asidonense, ordenó construir una torre al pie del castillo que corona la población, a la que hoy llaman Torre de Doña Blanca.
Dirigidas por el sabio judío, al que en algunos textos llaman Leví, las obras se terminaron en un plazo inusualmente breve -apenas unos meses- si tenemos en cuenta la envergadura de la construcción y los escasos medios técnicos de la época. Una vez acabada la torre, el rey Gundemaro ordenó poner un recio candado en la puerta, prohibiendo terminantemente la entrada a todos los mortales (subditos o no), y dejó por escrito poco antes de morir algunas semanas más tarde que cada uno de sus sucesores añadiera un nuevo candado, vaticinando incontables desgracias para el rey que desobedeciera su testamento y osara profanar la torre.
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Torre de Doña Blanca (Medina Sidonia) |
Así lo hicieron los sucesores de Gundemaro y que fueron Sisebuto, Recaredo II, Suínthila, Sisenando, Khíntila, Tulga, Chindasvinto, Recesvinto, Wamba, Ervigio, Egica y Witiza. De este modo, la puerta de la torre llegó a tener hasta 13 candados.
Pero el último rey visigodo, Rodrigo, decidió averiguar el secreto de la torre, e hizo que la abrieran forzando los 13 candados. En su interior había, pintadas en la paredes, figuras de caballeros árabes, y en el medio de la sala una mesa ricamente labrada (hay quien dice que se trataba de la mesa del rey Salomón) encima de la cual había un arca con un pergamino en su interior que decía:
"Si se viola esta cámara y se rompe el encantamiento contenido en este arca, las gentes que aparecen adornando estas paredes invadirán España, derrocarán a sus reyes y someterán a todo el país".
Y así sucedió aquel mismo año 711, en el que Tariq ibn Ziyad, no se sabe muy dien si cumpliendo ordenes de Musa ibn Nusayr (gobernador de Ifriqiya, dependiente del walí de Egipto) o por propia iniciativa, desembarcó con el inicio de la primavera, en la bahía de Algeciras (llamada entonces Iulia Traducta), con un ejército de unos 7.000 hombres fundamentalmente bereberes (sólo recientemente sometidos), e incluso cristianos del norte de África.
Las fechas encajan, porque el rey Gundemaro reinó entre el 610 y el 612, y lo de la muerte de su mujer Hildoara también aparece en los manuales de Historia. Y también es cierto que después de Gundemaro hubo 13 reyes godos más. Pero el resto tiene toda la pinta de leyenda fantasiosa. Pero es bonita, que es lo que importa de una leyenda.
Consideraciones historicas
Tariq se asentó en el peñón de Gibraltar (nombre que deriva de este conquistador, Ŷebel at-Tariq, 'Montaña de Tariq'), bien protegida por su altura, mientras iba recibiendo todo su ejército en sucesivos desembarcos. Desde allí comenzó a saquear zonas y ciudades de la baja Andalucía. Y aprovechó militarmente el hecho de que el conde de la Bética estaba con Rodrigo en una campaña en el norte, al parecer contra los vascones, ya que cuando el rey realizaba una campaña militar solía llevar a los condes del reino con él. Esto era por una doble razón: porque necesitaba de sus recursos humanos para reunir un ejército y para evitar su sublevación mientras él realizaba una campaña militar por otras tierras.
En años anteriores hubo varias incursiones militares musulmanes contra algunas ciudades del sur, que habían sido rechazadas o que se habían retirado al poco tiempo tras obtener suficiente botín. Por ello, esta incursión de Tariq no despertó inicialmente una gran preocupación.
Sólo tras ver que las fuerzas locales del sur de la península no podían con Tariq, y que éste no se retiraba como había ocurrido en anteriores ataques musulmanes, Rodrigo acudió contra él. En ese momento estaba sitiando la ciudad de Pamplona, cuyas murallas habían sido restauradas no hacía mucho por el rey visigodo Wamba. Esta ciudad o bien había caído en poder de los vascones o bien estaba en manos de nobles witizanos leales a Agila II. Rodrigo, en todo caso, partió hacia Toledo sin haberla recuperado. Cuando las tropas comandadas por Rodrigo entraron en contacto con las de Tariq ya habían pasado varios meses desde su llegada al sur. Durante ese tiempo Tariq ibn Ziyad había obtenido el refuerzo de 5.000 bereberes más.
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Ciudadela de Pamplona |
Si al problema de Agila II en el noroeste y la división nobiliaria en su propio bando, le sumamos las dificultades a la hora de reclutar hombres entre sus súbditos, el resultado fue que, además de tarde, el ejército de Rodrigo no debía de ser muy numeroso. Este ejército además de reducido estaba dividido, y surgieron desacuerdos que motivaron luchas internas y deserciones. Parece muy probable que, incluso, Tariq recibiera en el transcurso de la batalla apoyo de nobles witizanos que acompañaban al rey.
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Posible localización de la batalla del Guadalete |
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Batalla del río Guadalete |
Tras haber asentado Tariq una pequeña cabeza de puente en el sur, Musa ben Nusayr, gobernador de Ifriquiya, llegó a Hispania en ese mismo año. Desembarcó con otro ejército, de unos 18.000 hombres, en la ciudad de Cádiz, ya bajo control musulmán.
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Campañas de conquista y lineas fronterizas por años |
Las fuerzas musulmanes, así reforzadas, conquistaron fácilmente, casi sin resistencia, Medina Sidonia en junio del año 712. Después se dirigieron a sitiar Sevilla, pero esta última solo cayó tras un mes largo de asedio. Sevilla era importante, pues esta ciudad era la capital de la provincia visigoda de Hispalis y de esta forma se evitaba una acción coordinada desde esa zona. Así queda completada la acción inicial de la conquista, asentando un territorio propio mínimo desde el que poder iniciar un proceso más amplio.
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Dibujo de Medina-Sidonia de Pedro Barrantes Maldonado. |
En tiempos de la Reconquista fue sede de varias órdenes militares. Entre ellas destacan la Orden de Santiago y la Orden de Santa María. En 1440 entra a formar parte del Señorío de los Duques de Medina-Sidonia.
Medina Sidonia y Doña Blanca de Borbón
Blanca de Borbón, era una noble francesa nacida en la ciudad de Vincennes. Era hija del duque Pedro I de Borbón (bisnieto de Luis IX de Francia) y de Isabel de Valois (a su vez nieta de Felipe III de Francia). Su hermano mayor y único varón, Luis, era el heredero de su padre. Después de él, nacieron siete hijas, las mayores de las cuales fueron Juana, que se casó en 1350 con el futuro rey Carlos V de Francia, y Blanca, un año menor que ella.
El rey Pedro de Castilla, apodado posteriormente "el Cruel" o "el Justiciero", venía batallando desde su accesión al trono en 1350 una encarnizada lucha contra sus medio hermanos, Fadrique Alfonso de Castilla y Enrique de Trastámara, ambos hijos del difunto rey Alfonso XI con la sevillana Leonor de Guzmán.
Leonor de Guzmán fue asesinada poco después de la muerte del rey (1351), por órdenes de la reina viuda María de Portugal. Sus hijos entonces levantaron el estandarte de la rebelión contra Pedro. Viendo el rey cómo sus hermanastros ganaban cada vez más adeptos en las ciudades castellanas, decide entablar negociaciones con el reino de Francia, el cual podría ser un poderoso aliado para sus fines, no sólo en lo militar, sino también en lo económico.
La reina madre María de Portugal y el ayo del rey Pedro, Juan Alfonso de Albuquerque, presionaron al joven soberano para aceptar el enlace con Francia. El Papa Clemente VI (en connivencia con el rey Juan II de Francia) dirigió a la reina diversas misivas desde Aviñón aconsejándole reforzar la alianza con Francia mediante un enlace matrimonial. La guerra con sus medio hermanos hizo que el rey Pedro finalmente aceptara los consejos de su madre y Albuquerque.
Durante las cortes de Valladolid de 1351 se presenta formalmente una embajada francesa para acordar los términos del enlace real. Se acuerda entonces que la elegida sea una de las hijas del duque Pedro I de Borbón. Blanca, la mayor entonces, es la elegida.
El 2 de julio de 1352 se firma el tratado de alianza entre Francia y Castilla y el contrato matrimonial, el cual es ratificado cinco días después en Francia por el rey Juan II y el 4 de noviembre del mismo año, el rey Pedro hacía lo mismo en Castilla.
El rey de Francia se comprometía a pagar como dote de Blanca la suma de 300.000 florines de oro, los cuales serían entregados a plazos de la siguiente manera:
Sin embargo, el rey Juan II retrasa el pago de los primeros 25.000 florines para la Navidad, como estaba pactado. La comitiva que debía trasladar a Blanca demoraría siete meses en llegar a su destino. Durante su ruta hacia Castilla, Blanca se detiene en Aviñón, donde conoce al Papa Inocencio VI, el cual se convertiría en su principal y único defensor.
Blanca nunca deseó el matrimonio y hasta en tres oportunidades renegó de éste, pero, obligada por el rey Juan II, su padre, su cuñado y hasta por su propia hermana Juana, acepta su destino.
En enero de 1353 Blanca llega finalmente a Barcelona y en febrero a Valladolid.
Sin embargo, al ver que el soberano francés actuaba con total
deshonestidad -los 25.000 florines acordados para la Navidad no habían
llegado, enviándole solamente los 25.000 florines acordados por la
salida de Francia-, el rey Pedro decide retrasar el matrimonio. Además,
para ese entonces el rey Pedro ya tenía amores con María de Padilla, la cual ya le había dado una hija.
El matrimonio entre el rey Pedro de Castilla y Blanca de Borbón se celebra en Valladolid el 3 de junio de 1353. No obstante, a los dos días de celebrado el enlace, el rey abandona a su esposa, negándose a convivir con ella nunca más.
Aunque se han esgrimido numerosas teorías y leyendas ante el extraño comportamiento del soberano (algunos aseguran el abandono a la reputación de Blanca, la cual habría tenido amores con el hermano bastardo del rey, Fadrique, durante su viaje a Castilla; otros, alegan el amor del rey hacia María de Padilla), lo cierto es que la verdadera causa se podría deducir de la correspondencia entre el rey y el Papa Inocencio VI. En dichas cartas el Papa exhorta al rey a recibir a Blanca como su legítima esposa, pero el rey, en respuesta, aduce que por "ciertas confesiones" hechas por su esposa, se sentía engañado y por ello no podía continuar con el matrimonio. Muchos historiadores han querido dar al retraso de la boda y al repudio de Doña Blanca un
sentido
romántico, alegando que el rey no quería casarse por el amor a la de
Padilla. La realidad bien vendría a ser muy diferente, pues un año más
tarde se casó con Juana de Castro
luego de que consiguiera que las autoridades eclesiásticas declararan
nulo su matrimonio con Blanca. Todo esto apuntaría a confirmar la falta
del pago de la dote como verdadera causa del retraso de las nupcias y del abandono de Doña Blanca a su suerte.
Lo más probable es que, una vez a solas, Blanca haya dicho a su esposo -confiada en que ya eran marido y mujer y por tanto no tenía nada que perder- que el rey de Francia no disponía del capital suficiente para pagar la dote acordada, lo que además le habría llevado a retrasar su partida desde Francia. El rey Pedro, presionado por su familia y demás consejeros a este enlace, se habría enfurecido con razón ante tal engaño, desquitándose con la única persona que tenía a mano: Blanca. Y corrobora esta creencia el hecho de que el rey Pedro nunca entregara a Blanca las villas y las rentas que se habían pactado y que Juan II nunca reclamara la devolución de los bienes de ella, pues, como ya se dijo, acudió a Castilla con un rico ajuar pagado por el rey francés.
El abandono de la reina desataría una encarnizada guerra civil en el reino de Castilla: por un lado, el bando del rey, apoyado nada menos que por sus hermanos bastardos Enrique y Tello y los infantes de Aragón, bajo la promesa de grandes favores, y por otro, el bando de la reina madre y Albuquerque, al que se unieron numerosos nobles castellanos.
Inmediatamente después de ser abandonada por el rey, Blanca pasa algún tiempo en Medina-Sidonia junto a la reina madre; pero, cuando estalla la guerra civil en Castilla, el rey ordena que sea enviada al castillo de Arévalo y luego al Alcázar de Toledo, desde donde ella manda cartas al Papa Inocencio VI en las que decía que el rey Pedro la sometía a grandes privaciones. Algunos historiadores dudan de la veracidad de estas alegaciones.
Gracias a dichas cartas -que rápida y convenientemente se hicieron públicas-, el pueblo toledano se subleva contra el rey y se pone del bando de Blanca, al que se unen también numerosos nobles. Blanca abandona el Alcázar, desobedeciendo a su esposo, y se refugia en la Catedral, desde donde organiza a sus adeptos e incluso les da ayuda económica para su causa. El rey llegó incluso a caer prisionero en Toro, pero consigue huir gracias a su tía Leonor y sus primos los infantes de Aragón, a los que promete grandes beneficios.
Entre 1355 y 1359 Blanca es confinada en el Castillo Episcopal de
Sigüenza y posteriormente trasladada a El Puerto de Santa María (probablemente al ahora conocido como Castillo de Doña Blanca), para evitar que sea liberada por el bando aragonés (una vez que los infantes de Aragón descubrieran que habían sido engañados por el rey Pedro y nunca recibieran las recompensas prometidas) y fuera bandera de su causa. Entretanto, el rey regresaba al castillo de Urueña en Valladolid, donde se alojaba su amante, María de Padilla, viviendo con ella definitivamente.
En 1361, Blanca fue enviada a Medina Sidonia a fin de mantenerla alejada de los enfrentamientos entre Pedro I y el reino de Aragón. La Santa Sede no aprobaba la conducta inmoral del rey don Pedro -sus amoríos con María de Padilla y con Juana de Castro, entre otras-, y por medio de misivas le insistía una y otra vez para que regresara junto a su legítima esposa, doña Blanca, a la que mantenía prisionera en una torre de Medina Sidonia.
Pero en lugar de volver con ella le ordenó a su carcelero -un tal Íñigo Ortiz de Estúñiga- que la envenenara. Ante la negativa de don Íñigo, que se ve que le había tomado afecto a doña Blanca, el rey lo destituyó de su cargo, encargando la custodia de la prisionera a un tal Juan Pérez de Rebolledo, vecino de Jerez de la Frontera, que fue quien finalmente, cumpliendo las órdenes del rey, dio muerte a doña Blanca. La desgraciada reina contaba sólo 25 años de edad. Meses después murió también su amante María de Padilla (¿¿castigo de Dios??), y el rey se quedó más solo que la una.
En una torre de Medina Sidonia se instaló años después una lápida en la que puede leerse: "En esta torre estuvo presa y acabó sus días a manos del ballestero Juan Pérez de Rebolledo, en el año 1361, la virtuosa y desventurada reina doña Blanca de Borbón, esposa de don Pedro de Castilla".
Después de su asesinato, el cadáver de la reina Blanca de Borbón recibió sepultura en el monasterio de San Francisco de Jerez de la Frontera, y el sepulcro que contenía sus restos mortales permaneció en la capilla mayor de la iglesia del monasterio hasta que la reina Isabel la Católica ordenó trasladarlo al altar mayor. El sepulcro es de mármol y está adornado con los escudos de Castilla y Borbón. Tras el altar mayor de la iglesia está colocada una lápida con la siguiente inscripción:
Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y Todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey D. Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad.
Blanca de Borbón | |
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Reina consorte de Castilla | |
Información personal | |
Reinado | 1353–1354/1361 |
Nacimiento | 1339 Vincennes, Francia |
Fallecimiento |
1361 Medina Sidonia |
Familia | |
Casa real | Borbón |
Padre Madre |
Pedro I de Borbón e Isabel de Valois |
![]() Escudo de Blanca de Borbón |
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Blanca de Borbón |
El rey Pedro de Castilla, apodado posteriormente "el Cruel" o "el Justiciero", venía batallando desde su accesión al trono en 1350 una encarnizada lucha contra sus medio hermanos, Fadrique Alfonso de Castilla y Enrique de Trastámara, ambos hijos del difunto rey Alfonso XI con la sevillana Leonor de Guzmán.
Leonor de Guzmán fue asesinada poco después de la muerte del rey (1351), por órdenes de la reina viuda María de Portugal. Sus hijos entonces levantaron el estandarte de la rebelión contra Pedro. Viendo el rey cómo sus hermanastros ganaban cada vez más adeptos en las ciudades castellanas, decide entablar negociaciones con el reino de Francia, el cual podría ser un poderoso aliado para sus fines, no sólo en lo militar, sino también en lo económico.
La reina madre María de Portugal y el ayo del rey Pedro, Juan Alfonso de Albuquerque, presionaron al joven soberano para aceptar el enlace con Francia. El Papa Clemente VI (en connivencia con el rey Juan II de Francia) dirigió a la reina diversas misivas desde Aviñón aconsejándole reforzar la alianza con Francia mediante un enlace matrimonial. La guerra con sus medio hermanos hizo que el rey Pedro finalmente aceptara los consejos de su madre y Albuquerque.
Durante las cortes de Valladolid de 1351 se presenta formalmente una embajada francesa para acordar los términos del enlace real. Se acuerda entonces que la elegida sea una de las hijas del duque Pedro I de Borbón. Blanca, la mayor entonces, es la elegida.
El 2 de julio de 1352 se firma el tratado de alianza entre Francia y Castilla y el contrato matrimonial, el cual es ratificado cinco días después en Francia por el rey Juan II y el 4 de noviembre del mismo año, el rey Pedro hacía lo mismo en Castilla.
El rey de Francia se comprometía a pagar como dote de Blanca la suma de 300.000 florines de oro, los cuales serían entregados a plazos de la siguiente manera:
- 25.000 florines en la siguiente Navidad.
- 25.000 florines al abandonar Blanca el reino de Francia.
- 50.000 florines cada año el día de Navidad hasta completar los 300.000 acordados.
Sin embargo, el rey Juan II retrasa el pago de los primeros 25.000 florines para la Navidad, como estaba pactado. La comitiva que debía trasladar a Blanca demoraría siete meses en llegar a su destino. Durante su ruta hacia Castilla, Blanca se detiene en Aviñón, donde conoce al Papa Inocencio VI, el cual se convertiría en su principal y único defensor.
Blanca nunca deseó el matrimonio y hasta en tres oportunidades renegó de éste, pero, obligada por el rey Juan II, su padre, su cuñado y hasta por su propia hermana Juana, acepta su destino.
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María Padilla, desnuda en el Alcázar de Sevilla frente a Pedro I, grabado de P. Gervais. |
El matrimonio entre el rey Pedro de Castilla y Blanca de Borbón se celebra en Valladolid el 3 de junio de 1353. No obstante, a los dos días de celebrado el enlace, el rey abandona a su esposa, negándose a convivir con ella nunca más.
Aunque se han esgrimido numerosas teorías y leyendas ante el extraño comportamiento del soberano (algunos aseguran el abandono a la reputación de Blanca, la cual habría tenido amores con el hermano bastardo del rey, Fadrique, durante su viaje a Castilla; otros, alegan el amor del rey hacia María de Padilla), lo cierto es que la verdadera causa se podría deducir de la correspondencia entre el rey y el Papa Inocencio VI. En dichas cartas el Papa exhorta al rey a recibir a Blanca como su legítima esposa, pero el rey, en respuesta, aduce que por "ciertas confesiones" hechas por su esposa, se sentía engañado y por ello no podía continuar con el matrimonio. Muchos historiadores han querido dar al retraso de la boda y al repudio de Doña Blanca un
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Sepulcro de la reina Juana de Castro, en la Catedral compostelana |
Lo más probable es que, una vez a solas, Blanca haya dicho a su esposo -confiada en que ya eran marido y mujer y por tanto no tenía nada que perder- que el rey de Francia no disponía del capital suficiente para pagar la dote acordada, lo que además le habría llevado a retrasar su partida desde Francia. El rey Pedro, presionado por su familia y demás consejeros a este enlace, se habría enfurecido con razón ante tal engaño, desquitándose con la única persona que tenía a mano: Blanca. Y corrobora esta creencia el hecho de que el rey Pedro nunca entregara a Blanca las villas y las rentas que se habían pactado y que Juan II nunca reclamara la devolución de los bienes de ella, pues, como ya se dijo, acudió a Castilla con un rico ajuar pagado por el rey francés.
El abandono de la reina desataría una encarnizada guerra civil en el reino de Castilla: por un lado, el bando del rey, apoyado nada menos que por sus hermanos bastardos Enrique y Tello y los infantes de Aragón, bajo la promesa de grandes favores, y por otro, el bando de la reina madre y Albuquerque, al que se unieron numerosos nobles castellanos.
Inmediatamente después de ser abandonada por el rey, Blanca pasa algún tiempo en Medina-Sidonia junto a la reina madre; pero, cuando estalla la guerra civil en Castilla, el rey ordena que sea enviada al castillo de Arévalo y luego al Alcázar de Toledo, desde donde ella manda cartas al Papa Inocencio VI en las que decía que el rey Pedro la sometía a grandes privaciones. Algunos historiadores dudan de la veracidad de estas alegaciones.
Gracias a dichas cartas -que rápida y convenientemente se hicieron públicas-, el pueblo toledano se subleva contra el rey y se pone del bando de Blanca, al que se unen también numerosos nobles. Blanca abandona el Alcázar, desobedeciendo a su esposo, y se refugia en la Catedral, desde donde organiza a sus adeptos e incluso les da ayuda económica para su causa. El rey llegó incluso a caer prisionero en Toro, pero consigue huir gracias a su tía Leonor y sus primos los infantes de Aragón, a los que promete grandes beneficios.
Castillo de Dª Blanca, Pto. de Sta. Maria |
Sigüenza y posteriormente trasladada a El Puerto de Santa María (probablemente al ahora conocido como Castillo de Doña Blanca), para evitar que sea liberada por el bando aragonés (una vez que los infantes de Aragón descubrieran que habían sido engañados por el rey Pedro y nunca recibieran las recompensas prometidas) y fuera bandera de su causa. Entretanto, el rey regresaba al castillo de Urueña en Valladolid, donde se alojaba su amante, María de Padilla, viviendo con ella definitivamente.
En 1361, Blanca fue enviada a Medina Sidonia a fin de mantenerla alejada de los enfrentamientos entre Pedro I y el reino de Aragón. La Santa Sede no aprobaba la conducta inmoral del rey don Pedro -sus amoríos con María de Padilla y con Juana de Castro, entre otras-, y por medio de misivas le insistía una y otra vez para que regresara junto a su legítima esposa, doña Blanca, a la que mantenía prisionera en una torre de Medina Sidonia.
Pero en lugar de volver con ella le ordenó a su carcelero -un tal Íñigo Ortiz de Estúñiga- que la envenenara. Ante la negativa de don Íñigo, que se ve que le había tomado afecto a doña Blanca, el rey lo destituyó de su cargo, encargando la custodia de la prisionera a un tal Juan Pérez de Rebolledo, vecino de Jerez de la Frontera, que fue quien finalmente, cumpliendo las órdenes del rey, dio muerte a doña Blanca. La desgraciada reina contaba sólo 25 años de edad. Meses después murió también su amante María de Padilla (¿¿castigo de Dios??), y el rey se quedó más solo que la una.
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Torre de Dª Blanca, Medina Sidonia y lápida |
En una torre de Medina Sidonia se instaló años después una lápida en la que puede leerse: "En esta torre estuvo presa y acabó sus días a manos del ballestero Juan Pérez de Rebolledo, en el año 1361, la virtuosa y desventurada reina doña Blanca de Borbón, esposa de don Pedro de Castilla".
Después de su asesinato, el cadáver de la reina Blanca de Borbón recibió sepultura en el monasterio de San Francisco de Jerez de la Frontera, y el sepulcro que contenía sus restos mortales permaneció en la capilla mayor de la iglesia del monasterio hasta que la reina Isabel la Católica ordenó trasladarlo al altar mayor. El sepulcro es de mármol y está adornado con los escudos de Castilla y Borbón. Tras el altar mayor de la iglesia está colocada una lápida con la siguiente inscripción:
"CHR. OPT. MAX. SACRUM. DIVA BLANCA, HISPANIARUM REGINA, PATRE BORBONICO, EX INCLITA FRANCORUM REGUM PROSAPIA, MORIBUS ET CORPORE VENUSTISSIMA FUIT: SED PRAEVALENTE PELLICE, OCCUBUIT JUSSU PETRI MARITI CRUDELI, ANNO SALUTIS 1361, AETATIS VERO SUAE 25."
Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y Todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de las Españas, hija de Borbón descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey D. Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad.
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Lápida sepulcral de la reina Blanca de Borbón. |
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