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Existen lugares en el mundo, por ejemplo en Australia, donde equipos de expertos recorren el país con el fin de grabar las diferentes voces de los aborígenes, cuya cultura no emplea la escritura, ante el temor de que desaparezcan. Aquí, los "expertos oficiales", trabajan para todo lo contrario: para ver si esa puñetera forma de hablar y de sentir que tienen los andaluces no se vuelve a oír más o, si se oye, que sea porque la hablan entre ellos (los jodíos), que ya se entenderán. Son maneras diferentes de tratar a una cultura, muy diferentes porque, como ya se sabe, los australianos se encuentran en nuestras antípodas.

Dicen las buenas lenguas que la enfermedad del nacionalismo se cura viajando. Pues bien, hagámosles caso, apliquemos el remedio: están ustedes invitados a conocer Andalucía. A usted, que nos comprende, para que ratifique que somos un pueblo abierto, humano, solidario, universal, sabio, acogedor, sin fronteras, .... y a usted, nacionalista de donde sea, que nos desprecia, que nos niega nuestra historia, nuestra lengua, nuestra cultura, a ver si, conociéndonos, recibe la influencia de un pueblo milenario, tolerante por naturaleza, que ha sabido abrir sus puertas a todo el que ha llamado a ellas.


martes, 17 de septiembre de 2013

Sinvergüenzas, los hay de todos los colores !!!




Debió de ser algo así:

—Buenas, me llamo Daniel, ¿cuántos van a ser los señores?

—Somos veinte.

—Pues tomen asiento. ¿Qué van a querer?

—Para empezar, nos trae treinta raciones de langostinos.

—¿Treinta? Pero si son ustedes veinte...

—Es igual, usted apunte, Daniel: treinta raciones de langostinos, seis de fuá y cinco de ensaladilla rusa, para ir abriendo boca. Y luego seis de pargo al horno, seis de arroz caldoso, tres de cochinillo, dos de merluza, una lubinita, un lomo de ternera, veintinueve cruzcampos, bien fresquitas por favor, ocho botellas de rioja reserva, manzanilla y blanco superior, que también traemos sed. Para rematar, veinte postres...

Verá, Daniel, es que somos de UGT-Andalucía y esta es la comida para acordar las «Acciones de difusión del VII acuerdo»; y no hay mejor manera de discutir las acciones de difusión de un acuerdo que pelando langostinos hasta que salgan llagas en las yemas de los dedos y bebiendo cruzcampos a lo que dé el gaznate. En realidad, de usted para mí, Daniel, esta es la comida navideña del sindicato, pero como digamos eso en la Junta de Andalucía, que es la que paga esta montaña de langostinos, igual nos ponen pegas. Aunque no creo, porque ya le colamos otra cuchipanda con Cándido, nuestro líder federal, y hasta la caseta de la Feria de Sevilla. Escuche esto, amigo Daniel: no hay quien haga más por el bienestar de los trabajadores que el PSOE. Tan bien nos cuida, que le dan ganas a uno de cantar la Internacional.

A las seis de la tarde se levantaban de la mesa (¿en pie famélica legión?), anochecía en Sevilla... Y la factura terminó en la Junta, que abonó sin rechistar semejante apoteosis del crustáceo. Otro hito de la lucha obrera que les costó 2.047 euros a los andaluces.